Enrique Burgos
Migrantes en Coatzacoalcos celebraron una posada navideña que organizó la pastoral de movilidad humana de la Diócesis porteña.
El encuentro se realizó en la casa del migrante en los bajos del puente avenida I, ahí se celebró una misa de acción de gracias que encabezó el sacerdote Joel Ireta Munguía, quien compartió un mensaje de fe y esperanza para que sigan con su viaje.
“El poder dar a conocer nuestras tradiciones, nuestras costumbres aquí en México, el poder decirles que la navidad es el nacimiento de Jesús en la vida y en el corazón de cada persona, y esta es la esperanza que se les da a ellos, de tener a alguien que los va acompañando en el caminar, pero sobre todo de alguien que los protege, que los cuida”, expresó el también director del refugio.
Los desplazados participaron en la tradicional posada que pocos conocían. Una pareja fue la encargada de cargar las imágenes de María y José y con el resto pidieron “posada”.
Posteriormente rompieron piñatas, recibieron dulces y degustaron alimentos, bebidas y pastel que los hizo olvidar por un momento lo difícil que ha sido el caminar con tal de llegar a cumplir un sueño, darle a su familia en su país, una mejor calidad de vida.
El coordinador de la pastoral de movilidad humana, Joel Ireta Munguía, insistió en que Dios une a todos.
“No hay barreras, no hay distinción de raza, de credo, de color simplemente lo que nos une es Dios”, reiteró.
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